Existen dos connotaciones habitualmente asignadas al término “Accionista activista”. La primera de ellas está relacionada con una persona que intenta utilizar sus derechos como accionista de una empresa que cotiza públicamente sus acciones para producir algún tipo de cambio social. Algunos de los temas que más frecuentemente impulsan a este tipo de accionistas están referidos al medioambiente, a evitar que se realicen negocios en países particularmente sensibles desde el punto de vista político y a la defensas de los derechos de los trabajadores.
La segunda connotación, algo menos altruista, se refiere a inversores que creen que la administración de la empresa no está haciendo un buen trabajo y que intentan ganar influencia en la empresa para que se tomen determinadas acciones o inclusive buscan lograr el control de la entidad reemplazando a la gerencia actual, siempre invocando el “bien” de los accionistas en su conjunto.
Lo que tienen en común ambas connotaciones, es lo que en definitiva resulta ser la definición de “activismo de accionistas”, es decir, la manera en la que los accionistas pueden influir en el comportamiento de la empresa a través del ejercicio de sus derechos de propiedad. Aun cuando los inversores no gestionan la empresa, existen herramientas de las que disponen para ejercer influencia sobre el directorio y la alta gerencia. Esas herramientas pueden ir desde propiciar instancias de diálogo con la gerencia y el directorio para plantear sus preocupaciones sobre determinados temas, hasta realizar propuestas que sean votadas en las asambleas de accionistas.
Aunque pueda creerse lo contrario, el fenómeno del “activismo de accionistas” no es un fenómeno nuevo ni aislado. Según un artículo de The Wall Street Journal en los últimos 10 años se han lanzado anualmente un promedio de veinticinco fondos de inversión “activistas”, habiendo alcanzado en 2014 un valor conjunto de más de cien mil millones de dólares en activos administrados(1). Además, según otro estudio, cerca del 20% de las empresas que integral el panel S&P500 fueron objeto de activismo de accionistas durante 2014(2). Es por ello que no resulta extraño saber que, de acuerdo con la última encuesta de directores realizada por PwC, el 30% de los directores que participaron de la misma indicaron que su Directorio había interactuado con accionistas activistas en el último año(3).
Un punto que ha causado preocupación entre los directores en el último tiempo es el hecho de que históricamente este tipo de inversores se habían focalizado en las grandes empresas, mientras que últimamente también han puesto sus ojos en empresas medianas y hasta pequeñas.
Es importante tener conciencia de que los accionistas activistas no son todos iguales, ni tienen los mismos patrones de comportamiento. Algunos fondos de inversión que actúan de este modo habitualmente fijan su objetivo en empresas que consideran que están sub-administradas o que, al menos, no tienen un rendimiento suficiente. En estos casos presionan fuertemente para que, por ejemplo, la compañía reestructure o desinvierta en negocios deficitarios o que no forman parte del negocio principal, e incluso llegan a propiciar la salida del CEO, a través de la búsqueda de apoyo político de otros accionistas minoritarios. Otros fondos activistas apuntan a empresas con mucha liquidez y, con un objetivo financiero, presionan a la gerencia para retorne parte o toda esa liquidez a los accionistas a través de dividendos o recompra de acciones propias.
¿Cómo debería prepararse un Directorio para el caso en el que su empresa se convierta en objetivo de accionistas activistas? Las empresas pueden actuar de manera preventiva, intentando ver su negocio desde la perspectiva de un activista. Esto les permitiría, por ejemplo, identificar áreas del negocio que estén por debajo de su performance esperable, la necesidad de realizar reducciones de costos, u oportunidades de inversión en nuevos áreas de investigación y desarrollo para utilizar liquidez excedente, todos estos potenciales puntos de foco del activismo.
Es también fundamental que las empresas tengan un buen entendimiento de su composición de su masa de accionistas minoritarios y puedan tener información sobre los cambios que se produzcan en la misma. En este punto no es solo importante identificar a aquellos accionistas que podrían adoptar una posición activista, sino también poder determinar qué otros accionistas, que si bien no se espera que adopten activamente esa posición, podrían llevar a apoyarlos en algunas cuestiones. Particular atención debe darse a los inversores institucionales dado que, aun cuando es improbable que adopten una posición activista, en varios casos han apoyado a estos en algunas cuestiones de su interés.
Tampoco sería irracional desarrollar un plan de acción detallado para el caso de que estas circunstancias se produzcan.
Lo primero que tiene que internalizar el directorio y la gerencia de una empresa que se convierte en un objetivo de accionistas activistas es que ese activismo no se irá fácilmente de la compañía. Es importante no adoptar una actitud de negación o cerrada, sino escuchar objetivamente los reclamos, los cuales serán, sin dudas, el primer paso de los activistas.
Lo siguiente será intentar determinar cuál es el objetivo que tienen estos accionistas, qué cambios están propiciandoy cuál es la estrategia que han elegido para lograrlos. También puede ser muy importante investigar cómo se han manejado estos accionistas en otros casos en el pasado y qué resultados han obtenido. Con todo ese panorama, se podrá tomar el curso de acción correspondiente, ya sea activando el plan de contingencia oportunamente trazado o desarrollando uno ad-hoc.
La salida al mercado de capitales tiene múltiples beneficios para una empresa pero también algunos riesgos. El poder llegar a ser foco de “activismo de accionistas” es uno de esos riesgos, que el directorio debe identificar, evaluar y definir los planes para mitigarlos adecuadamente.
Como siempre decimos desde esta columna, una de las facetas más importantes de un director se refiere a saber hacer las preguntas correctas. Sobre este tema son muchas las preguntas que un director debe plantear en las reuniones de directorio, pero considero que pueden resumirse en tres:
• ¿Qué temas que habitualmente son foco de atención de este tipo de inversores hacen que nuestra empresa pueda ser un objetivo de accionistas activistas?
• ¿Cómo se vería nuestra empresa a los ojos de un inversor de este tipo?
• ¿Cuál debería ser el plan de acción a seguir en caso de que nuestra empresa se transforme en objeto de una campaña de activismo?
1 Maxwell Murphy, “Mind the Rising Activist Tide, Experts Say,” The Wall Street Journal, 6-11-2014 2 Brendan Sheehan, “Trends in Shareholder Activism,” Global Governance Advisors, Octubre 2014. 3 PwC, 2014 Annual Corporate Directors Survey, Octubre 2014.