Por Alejandro Carrera y Alejandro Marchionna Faré
Durante los días 21 y 22 de mayo se llevó a cabo en el IAE, el programa “Directorio para no Directores”, que tiene como objetivo introducir a los participantes en el mundo de los directorios abordando las principales temáticas vinculadas a los mismos de manera amplia y abarcativa.
El grupo que se conformó fue muy estimulante pues los participantes del curso provinieron de muy diversos sectores y contaban con muy variadas experiencias. Los había de multinacionales, de empresas públicas, asesores, observadores, aspirantes a directores, directores generales que formaban y no formaban parte de sus directorios, miembros de empresas familiares con fracasos en la conformación de directorios, de empresas familiares de otros países como Paraguay y Ecuador, que formaban parte de directorios “sellos de goma” y querían activarlos, representantes de socios, y hasta participantes que expresamente NO querían ser directores, en fin, como nos gusta decir en la Cátedra : “una rica fauna”. Se armó una actividad que fue más allá de sus objetivos primarios pues las expectativas con que vinieron los participantes y su amplia y variada experiencia potenciaron y exigieron profundizar los temas.
Sus expectativas iban desde alcanzar los entendimientos más básicos de QUÉ ES un directorio y QUÉ NO ES un directorio, interiorizarse de sus distintos formatos –aunque no parezca, porque todos asumen la misma responsabilidad, hay distintas especies de directorios y en cada especie variedad de razas-, su dinámica, sus roles, quienes lo integran y que se piensa en un directorio, hasta “lamerse las heridas”: “Venimos de varios fracasos y frustraciones”. También estaban aquellos que esperaban adquirir coraje y así sentirse capaces y con ganas de “activar” su directorio pues lo consideraban una condición necesaria para el crecimiento; toda una visión de avanzada. Otros venían con una mirada más profesional: “como director quiero ser tan profesional como lo son los gerentes”, toda una declaración de principios!!!
Si estas eran sus expectativas, sus interrogantes no eran menos ambiciosos y profundos: ¿Hasta dónde llega la mano del directorio?, ¿dónde está la frontera entre el directorio y el management?, ¿cómo lo controlo al management?, ¿qué debo exigirle?, ¿cómo deberían ser los procesos de toma de decisiones en el directorio… si es que allí se toman decisiones?, ¿cómo puedo conformar MI directorio, si es que los hay a medida?, ¿qué diferencia hay entre un directorio y un comité ejecutivo?, ¿para qué sirven los directores externos?, ¿y los externos e independientes, qué rol juegan, pueden aportar realmente algo a la marcha de los negocios desde “afuera”?, ¿vale la pena contar con mujeres en el directorio o es una moda feminista que quiere ir “a por todo”?
Pero, más allá de estos interrogantes, querían dar respuesta clara a la afirmación: “la culpa la tienen los directores”. Por lo pronto se llevaron un claro entendimiento: “puede ser que la culpa no sea de los directores pero lo que no pueden eludir es la responsabilidad, dado que el directorio es el administrador y responsable final de la sociedad, delega funciones (en los ejecutivos) pero nunca su responsabilidad”. “¡¡¡Todos los directores están en libertad condicional”, fue una frase que los dejó pensando…y algo preocupados… por lo que querría decir!!!
Se llevaron la regla de las 5 “I” a la hora de definir al director “ideal”: el director debe ser idóneo, independiente, interesado, informado y un igual (debe ser respetado como un par), pero fundamentalmente también comprendieron que los directores “son seres humanos”, que se pueden equivocar…y que debieran, en ese caso, corregir. Queda claro que el prerrequisito básico para aplicar al cargo de director, como de cualquier responsabilidad con poder (que significa “servicio a los demás y contribución al bien común”), es ser gente de bien, buenas personas. Todo lo demás se puede aprender, incluso en el ejercicio del cargo.
Los fundamentos del directorio, sus roles, el trabajo y la mochila del director, el ABC del armado de un Directorio, los aspectos formales y legales a cuidar, la dinámica y el funcionamiento del directorio, la relación entre el directorio y la alta gerencia”, los conocimientos, competencias y actitudes necesarias para poder ejercer acabadamente el rol de director fueron las temáticas que abrieron los debates. Contamos con la participación invalorable de excelentes profesionales en lo suyo como Lisandro Allende, Enrique Peláez, Alejandro Rosa y Claudio Fernaud, quienes fueron acompañados por un trío de gerentes generales (que interactúan con directorios pero no forman parte de ellos y no son accionistas de la empresa que dirigen) de primer nivel: Rodolfo Fraire, Guillermo Raffa y Javier Rodríguez Ruiz. A todos ellos, a quienes sin duda los consideramos parte integrante de la Cátedra PwC de Gobierno de las Organizaciones, les agradecemos en nombre de los participantes su disposición y valiosa contribución.
Para finalizar les comparto algunos pensamientos y frases picantes que afloraron durante el programa:
“A veces me encontraba protegiendo a la empresa del directorio”
“Hay que saber distinguir entre los temas importantes para la empresa y los temas sensibles,pero que son importantes, para el directorio”
“Poner todo por escrito, documentar las decisiones. El directorio NO tiene memoria” (acoto, gran verdad).
“El cisne negro aparece todos los días”
“La gente no se va de las empresas sino que huye de los jefes” (aplicable a la relación GG-directorio)
“En el directorio está el sistema nervioso central de las empresas, recibe inputs y toma decisiones que son verdaderas órdenes de acción”
Esperamos que todos los participantes se hayan llevado un mejor entendimiento de lo que es y para qué es un directorio del que tenían al comenzar y que hayan satisfecho, cada uno, sus expectativas particulares. Esperamos también que hayan tomado conciencia de la distancia que hoy media entre sus atributos reales para ser director y los ideales. Gap que esperamos haber contribuido, en parte, a cerrar. Comenzaron un camino, el de formarse para ser mejores directores, ¿están dispuestos a transitarlo? Les deseamos mucha suerte a todos los participantes y les agradecemos haber confiado en nosotros. Invitamos a los indecisos a que se sumen a la iniciativa de profesionalizar los directorios de las organizaciones; tarea inexcusable si queremos mejorar la calidad de vida de la sociedad y desde dicho nivel de “alta responsabilidad” contribuir al bien común a través del servicio a la continuidad de las empresas e instituciones.