Por Alejandro Marchionna Faré

El atribulado pasajero de la línea 102, lee con preocupación distintas noticias sobre la participación argentina en las recientes cumbres del G-20 en Roma y del COP-26 en Glasgow.

El traqueteo del colectivo lleva a que nuestro personaje se adormezca. Y entonces empieza a soñar, o quizás a tener una pesadilla…

El contador se encuentra caminando por el Himalaya y está acompañado por un sherpa. El sherpa en un inglés entrecortado no oxfordiano le explica cuál es su rol: guiarlo con absoluta eficacia y sin que pueda haber dudas sobre su capacidad; le remarca la necesidad de que tenga plena confianza en él para encarar su asalto a las altas cumbres. Cualquier error lo puede hacer caer fácilmente – con suerte en el ridículo pero también puede llevar al novato a la muerte.

Pasmado, nuestro personaje piensa “Nunca creí que subir a una alta cumbre tuviera sus reglas y gobernanza”. Pero el sherpa había sido muy firme al respecto. Rules are rules.

La caminata continua pero se cierne sobre la escena una espesa bruma. Cuando la bruma se disipa, el pasajero ve en el cielo una batiseñal que llama al Papa desde la Embajada argentina ante el Vaticano en la via della Conciliazione. El sherpa está vestido como un vero uomo bello y canturrea una canción de Domenico Modugno: están en Roma. La bruma se espesa nuevamente y ahora se suceden las escenas: el Papa entrevistándose con diversos líderes mundiales; el presidente argentino en una reunión de sonriente inicio pero de áspero desarrollo con la directora del denostado FMI; el presidente caminando en bermudas por una calle cargado de bolsas de compras junto con su pareja regresando al Baglione Hotel Regina (5 estrellas) sobre la calle Vittorio Veneto cerca de la Villa Borghese.

El sherpa italiano le entrega entonces un papel en el que había impresa una frase de la página web del G20 “la implementación de una gobernanza económica global equilibrada requiere que el G20 y sus países miembros muestren la adecuada responsabilidad internacional en cuanto a competencia y cooperación estratégicas – y así constituir un garante común de la gobernanza global”. Ajá, piensa el guiado, para esto se hacen estas cumbres.

Recuerda también que el G-20 en combinación con la OCDE ha emitido estándares globales de gobierno corporativo para el sector privado. También le entrega otra hoja el sherpa italiano. “A invitación del Presidente George W. Bush, los líderes del G20 se reunieron el 15 de noviembre de 2008, en Washington, DC, como respuesta a la crisis financiera y económica global. Con esta cumbre, la realidad de la gobernanza global cambió rápidamente. Previamente, los grandes temas globales económicos, sociales y ambientales se debatían en el más reducido, crecientemente no representativo y frecuentemente frustrado círculo de los líderes del G8. Ahora, hay un más amplio y mucho más legítimo grupo que se reúne en la cumbre para hablar por más de dos tercios de la población mundial y del 90% de la economía global”.

Alberto Fernández tuvo reuniones bilaterales en Roma con la saliente canciller Angela Merkel y con la presidente de la Comisión Europea Ursula von der Leyen; siendo alemanas ambas el presidente mantuvo la distancia. Ante Macron no le alcanzó con el choque de puños, le agarró el hombro derecho con su brazo izquierdo. A Pedro Sánchez le dio la mano y le agarró el codo derecho con su mano izquierda. Lo mismo hizo con Joe Biden en un encuentro informal. 

El sherpa italiano le entrega otra hoja con un comentario de un medio chino cercano al gobierno de Beijing. “En su rol de mecanismo de comunicación y coordinación que abarca a los mayores países desarrollados y a las mayores economías emergentes, el G20 tuvo un rol importante en la coordinación de la respuesta a la crisis financiera de 2008. Después de más de una década de reforma y práctica en gobernanza, se ha convertido en el principal foro para la cooperación económica internacional. Tiene más autoridad y representatividad que el G7”. Obviamente China no está incluida en el G7.

“Su amigo Romano Prodi ha escrito mucho sobre todo esto”, le dice el sherpa italiano antes de desaparecer de su conciencia para siempre.

Un sacudón de arranque del colectivo le devuelve dos segundos de conciencia y vuelve a caer en su sopor. Un sherpa continúa a su lado pero ahora viste un kilt del clan Campbell, luce una barba rojiza y habla con un fuerte acento de Glasgow. Mientras caminan canturrea “I belong to Glasgow” en medio de una espesa bruma nocturna. El escocés le entrega con dificultad una hoja sobre el COP26.

“El Pacto Climático de Glasgow es el resultado de dos años de diplomacia activa y de ambiciones crecientes. El trabajo de la Presidencia de la COP26 se focalizó en concretar el Pacto Climático de Glasgow y empujando acciones a nivel global sobre 

  Mitigación  – reducción de emisiones. 

  Adaptación – asistiendo a todos aquellos impactados por el cambio climático. 

  Finanzas – facilitando que los países obtengan  sus objetivos climáticos. 

  Colaboración – trabajando en conjunto para encarar más acciones”.

Cuando vuelven a la luz del día, el pasajero de la línea 102 ve al presidente abrazarse con Macron quien termina rápidamente con el contacto físico. En otro flash ve cómo toma del brazo al ex senador y ex secretario de Estado John Kerry, actualmente enviado del presidente Biden sobre el clima y este le desarma su llave de catch-as-can; mientras que la todavía canciller Angela Merkel se escabulle desesperadamente para evitar cualquier posible toqueteo argento; claramente prefería otra época cuando otro presidente le reclamaba insistentemente la apertura de su mercado para los limones argentinos.

La experiencia reciente en Roma previno ya a los líderes mundiales de la necesidad de mantener la distancia con el presidente argentino.

El sherpa escocés le entrega otra hoja con el texto siguiente “La “World Government Summit” es un evento anual que tiene lugar en Dubai, Emiratos Árabes Unidos. Reúne a líderes de gobiernos para logar un diálogo global sobre procesos y políticas con foco en temas de futurismo, innovación tecnológica y otros tópicos. La cumbre actúa como un intercambio de conocimientos entre oficiales de gobierno, líderes intelectuales, formadores de políticas y líderes del sector privado, así como una plataforma de análisis para tendencias, temas y oportunidades futuras que enfrenta la humanidad”.

Una frenada en Ayacucho y Las Heras lo despierta abruptamente. En la próxima parada podría subir su amigo ingeniero industrial profesor en la Facultad de la avenida Las Heras. Pero cuando el colectivo se detiene, su amigo no sube. 

Llegado a su casa, el usuario frecuente de la línea 102 saluda a la familia y camina rápidamente al escritorio, para llamar por teléfono a su amigo.

“Hola, ¿cómo andás?”

“Bien, bien, preparando una clase para la semana que viene”.

“Te quería comentar algo. Además de mi conocimiento personal de la distancia que le gusta mantener a nórdicos, germanos y anglosajones, quisiera llamar tu atención al libro “That was awkward” de Emily Flake sobre la inconveniencia de andar a los abrazos con presidentes y primeros ministros”.

I know what you are talking about”. 

“Wow, inglés avanzado, ingeniero. No estoy obsesionado con la gobernanza sino con la etiqueta. El guapo del farol debería salir de su mentalidad de Villa Ortúzar. No se toca a la gente así nomás en el exterior. La mano franca es la mejor muestra de respeto mutuo. Los extranjeros que visitan Buenos Aires nos miran siempre con extrañeza cuando andamos a los abrazos y los besos. Es una cuestión de etiqueta.”

“My castle, my rules” .

“No dejás de sorprenderme hoy, pero sí, efectivamente. Cuando el avión despega de Ezeiza tengo que cambiar el chip y comportarme como un estadista internacional, no con modales de arrabal. Tenemos que comportarnos con sus reglas de etiqueta. Pero no sólo hay cuestiones de etiqueta que tenemos que respetar cuando vamos a cumbres globales. Hay reglas de gobernanza que no se han respetado en estas dos últimas cumbres. No se va a estas cumbres a ventilar cuestiones de política interna o llamar la atención sobre problemas del país o a mendigar quiebres de reglas internacionales (de gobernanza de las instituciones multilaterales) para obtener soluciones mágicas para tu país”.

“Es evidente que hay necesidad de sherpas de etiqueta para las cumbres globales. Pero por lo visto tampoco basta y se necesita tomar en cuenta las reglas de gobernanza. ¿Otros sherpas?”.

“No me hables de sherpas. Tuve momentos de gran tensión con ellos”.

“Explicame”.

Y la conversación gira a un racconto de lo ocurrido en el colectivo de la línea 102 que ya conocemos, por lo que nuevamente dejamos la conversación de los amigos.