Por Alejandro Rosa

 

No es ningún secreto que nuestro país experimenta regularmente crisis económicas y financieras que, en mayor o menor medida, afectan a todas las organizaciones de nuestra Sociedad. En estos días en los que la dinámica de la crisis se reedita y nos impacta, los directorios de las empresas se encuentran ante el desafío de liderar la estrategia para afrontar la crisis, trabajando codo a codo con la alta gerencia para resolver los problemas que puedan presentarse.

Resulta interesante en estas circunstancias reflexionar respecto de cuáles son los riesgos de que el manejo de la crisis por parte de la organización no sea adecuado, y cuáles deberían ser las acciones de los directores para evitar que esto suceda.

Cuando una empresa se ve afectada por un contexto de crisis hay varias razones por las cuales su respuesta podría fallar. En primer lugar, no lograr un adecuado entendimiento del alcance de la crisis y de sus impactos en la organización. Esto puede darse por la complejidad de las causas de la crisis o por el hecho de que sus efectos son tan amplios y variados que se hace difícil dimensionar los impactos en la empresa.

En segundo lugar, la inexistencia de un plan de contingencias diseñado y comunicado para hacer frente a la situación que ahora se plantea. Si bien al momento en el cual se está afrontando una crisis no es posible solucionar esta falencia de la organización, es necesario tener presente esta circunstancia para diseñar las acciones y respuestas a la situación.

Otro factor que puede afectar la capacidad de la empresa para hacer frente a la crisis son los problemas de comunicación a la hora de transmitir al mercado y otros grupos de interés el alcance de los impactos de la crisis en la empresa y las acciones que se están tomando para hacer frente a los mismos y preservar los activos y la continuidad de las operaciones. Si bien la comunicación hacia el exterior es muy importante, no hay que ignorar ni minimizar tampoco la importancia de la comunicación interna hacia los empleados. 

Por último, siempre tener presente el negocio. Es fácil sentirse agobiados y sobrepasados ante las crisis, dado que demanda una porción significativa del tiempo y de los esfuerzos del CEO y de su equipo de gestión. Pero perder de vista que detrás de la crisis y de sus emergentes está el negocio la compañía puede agravar aún más las consecuencias. 

Cuando se afronta una situación de este tipo, el Directorio debería mantenerse actualizado regularmente respecto de cómo está siendo manejada la situación. En los momentos más críticos, la actualización podría ser hasta diaria. En estos casos, podría ser adecuado que el Directorio considere establecer un comité especial para el seguimiento de la crisis. Además, el Directorio debería evaluar regulamente a través del feedback que reciba tanto desde dentro de la empresa como desde fuera de ella, qué tan bien está respondiendo la organización a la crisis que la afecta, y comunicando su estrategia y planes de acción.

En un ambiente de crisis, el acompañamiento y soporte que brinde el Directorio al CEO y su equipo cumplen un papel relevante. Ese acompañamiento debe traducirse en una actitud cercana y de disponibilidad para brindar apoyo y consejo permanente, para validar los cursos de acción que se proponen implementar, y para monitorear que los riesgos de un inadecuado manejo de la crisis y sus emergentes no se materialicen, afectando negativamente la sustentabilidad de la organización.